Es increíble cómo estamos en constante toma de decisiones. Toda nuestra vida, cada día y cada minuto, viene definida por una toma de decisión, sea grande o pequeña, pero en cada momento de nuestra vida tenemos que elegir.
Qué faena más grande para los grandes indecisos.
Febrero lo empecé envuelta en una tristeza/apatía grande, pero de la grandes.
Ya no sólo era cuestión de que había cogido peso, sino porque no me apetecía moverme porque estaba triste, y estaba triste porque había cogido peso. Os podéis imaginar la espiral.
A finales de Enero recibí un mail muy curioso. Un Instituto que celebraba unas Jornadas Audiovisuales, querían contar con mi participación para dar una charla sobre mis experiencias en el mundo de las redes sociales y mi paso por Youtube (mis comienzos, objetivos…).
Fue un subidón de felicidad, qué emocionante que quieran contar conmigo para esto, saber mi experiencia, mi forma de ver las cosas, …. pero no acepté.
No podía. Soy un 30 % de lo que sé y un 70 % de cómo lo transmito. Muchas/os me lo decís siempre que mi canal más que de belleza es de alegría, felicidad, y eso… por mucho que lo intente “maquillar” se nota.
Esa fue una decisión difícil, pero vino acompañada de mi rutina nueva de “entrenar” todos los días y levantarme a las 7 de la mañana.
Todo sucede por algo, una decisión difícil pero en su momento correcta, te lleva a tomar otras decisiones. Qué si me arrepiento? Para nada, porque no iba a ser yo, por mucho que me pueda preparar algo, se vería forzado, y si alguien se fija en mi, es por un conjunto de cualidades, y ese conjunto a principios de febrero no estaba completo.
Por último daros las gracias por todo el apoyo recibido, este mes también hemos llegado a los 9K en Youtube y los 4K en Instagram, y me emociona sí, pero me emociona más el contacto que tengo con vosotros, y aunque me Febrero me despertó, vosotros me mantenéis despierta.
